
Sistema de riego (2022)

Marcela, Laura, Mario, Juan Esteban, Gabriela, Simón, Juan José, Monica, Daniela, Dennis, Álvaro, Camila, Luisa, María, Hugo, Cristina, Elsa, Matías, Isabella, Juan, Juliana, Martín, Valentín.
Posada en vasijas de vidrio con forma de matriz, contenía el agua revitalizante. Las gotas navegaban plácidas entre las fibras de la cuerda para alcanzar el nudo, comunicándose, y expandiéndose. De nudo en nudo alcanzaba la tierra, las grietas, las raíces, de la planta que el tejido sostenía.
La performatividad de la obra es activada por el peso que impulsa la vida, es la célula mínima de la esencia humana, una metáfora del encuentro y de los procesos sociales. Convirtiéndose así, en lugar fermento, donde el desplegar del agua depende de la interconectividad y dependencia entre sus nudos, pues un nudo habla del que hubo con anterioridad y al mismo tiempo dando paso al siguiente.
Ese tejido no siempre existió así, fue Marcela, mi vecina quien primero aportó las cuerdas, al escuchar de este proyecto que nacía para materializar el entramado de interconexión vital. ¿Cómo más, si no es a partir de su propia materialidad, que se puede hablar sobre la colectividad? Claro estaba, la participación de Marcela y todos aquellos que tejieron o donaron material a partir de trueques para realizar el Sistema de riego que mantiene y nutre la vida era parte esencial del proyecto.

